Críticas
Jaime Picazo, pintor de la vibración lumínica de la vida.
Jaime Picazo es carne y nervio de la pintura; vive para ella y se sumerge en el color para que ella misma le dé la clave de su existencia.
Siente, ama, goza y sufre como todo mortal, pero todo lo que le ocurre lo sublima en el acto de pintar. Se presiente ante su presencia que estamos ante un pintor de raza, ya que todo lo que le ocurre lo relaciona con la expresión plástica, mediante el color y la forma, como por el ejemplo el silbido del aire entre las ramas al caer la tarde o el sol que desaparece bajo el influjo de la noche. Se esfuerza en pintar con nitidez los diversos elementos del paisaje y en compendiar el espíritu de una sociedad en vilo, plasmando la realidad del ser humano única y múltiple a la que pertenece.
Jaime Picazo dispone de una habilidad innata, que no deja de perfeccionar, cumpliendo con el extremo de su vocación. Aunque le halagara, rechaza el virtuosismo porque intuye su gran peligro: llegar al máximo en cuanto a la ejecución y mostrarse a los ojo de los demás vacío de contenido.
Artista total, Jaime Picazo, concibió un museo imaginario en el que figuraran las obras que más admira y en el cual también estarían las suyas ¿orgullo? ¿vanidad? No, tan sólo legítimo afán de ser el mismo, saberse dueño de su propio pensamiento, y así, poder ofrecer a los demás, desde lo mas cercanos a los mas lejanos, su visión de la realidad reproducida por medio de una luz mágica que se manifiesta a través de su espíritu.
En esta exposición que realiza, lo hace sin tanteos ni validaciones. Su seguridad es la de un pintor hecho en lo esencial. Después vendrán más obras y serán muchos los acontecimiento que establezcan su carrera como pintor, pero ya aquí, Jaime Picazo demuestra que sabe emplear el don de la pintura, desde la figuración más absoluta, desde el realismo más exacto, su inteligencia plástica capta el espíritu de la luz y la vibración de la vida.
El Ayuntamiento de Montcada y Reixac ha concedido su premio anual de pintura Juan Ramón Masoliver al artista Jaime Picazo por el conjunto de su obra. Los responsables del Departamento de Cultura han considerado meritorio su “perfecto y absoluto realismo”. Picazo, que estos días expone en el Auditorio Municipal, fotografía paisajes de la ciudad, y luego se recluye en su estudio para pasarse horas frente a la tela, intentado reproducir fielmente el contenido de la instantánea. Pero el advierte, que lo que más le interesa del oficio es la textura: “No me importa tanto las fidelidad como conseguir efectos matéricos que me ayuden a conseguir el conjunto de mi propio trabajo”.
Picazo no quiere que le reconozcan sólo como un pintor realista. “Me preocupa la perspectiva, la focalización de la mirada. Porque la realidad nunca es la misma”. En ese sentido el pintor huye de las etiquetas. Las ruinas del Liceo, las torres de Poble Sec, las playas de la Barceloneta y la anatomía de un personaje en silencio son algunos de los temas que Picazo firma con devoción. Esta exposición es para los que creen en el renacer del orden.
Ángela Molina
Critica de arte
Jaime Picazo presenta una serie de visiones urbanas que abarcan desde la reconstrucción del Liceo a la plasmación de una fábrica en Sant Adrià o una escena de playa llena de color. Destacan las piezas más pequeñas a las que en algunos casos el marco ovalado les confiere un jugoso contraste.
Sergio Vila San Juan
Escritor y crítico de arte